A menudo, nos enfocamos en la emoción y la espiritualidad de la adoración, pero es igualmente importante asegurarnos de que la música sea preparada y ejecutada de manera excelente.
La preparación musical puede incluir varias cosas, como la selección adecuada de las canciones, el ensayo y práctica de los arreglos, la coordinación de los músicos, entre otros aspectos. La Biblia nos dice en Colosenses 3:23-24 “Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven”. Debemos hacer todo con excelencia y con el objetivo de honrar a Dios en todo lo que hacemos, incluyendo la música que tocamos en la iglesia.
Además, la preparación musical también nos permite concentrarnos en adorar a Dios sin distracciones. Si los músicos no están bien preparados, pueden surgir errores o distracciones que pueden interrumpir la adoración y sacar la atención de los miembros de la congregación. La Biblia nos enseña en 1 Corintios 14:40 “Pero que todo se haga con decencia y orden”. La preparación musical ayuda a garantizar que todo se haga con decencia y orden en el servicio de alabanza.
Otro aspecto importante de la preparación musical es la conexión emocional que podemos establecer con la congregación a través de la música. La música es un medio poderoso para tocar los corazones de las personas y llevarlos a una experiencia más profunda de adoración. La Biblia nos dice en Salmos 150:1-6 “¡Alaben al Señor! ¡Alaben a Dios en su santuario! Alábenlo en su fuerte firmamento. Alábenlo por sus hechos poderosos; alábenlo por su inmensa grandeza. Alábenlo con sonido de trompeta; alábenlo con arpa y lira. Alábenlo con tamboriles y danzas; alábenlo con cuerdas y flautas. Alábenlo con platillos sonoros; alábenlo con platillos de júbilo”. La música puede ser una herramienta poderosa para alabar al Señor y conectar emocionalmente con los miembros de la congregación.
En resumen, la preparación musical es esencial para garantizar una adoración de excelencia, sin distracciones y con una conexión emocional profunda. Debemos recordar que todo lo que hacemos es para honrar a Dios y dar lo mejor de nosotros. Espero que este artículo les haya sido útil y que puedan aplicar estos consejos en su ministerio de música en la iglesia. ¡Que Dios los bendiga!